La Señorita Sommer (verano) se escapa a hurtadillas, a paso ligero, entre bambalinas, a la búsqueda de su compañera de viaje, la señorita Frühling (primavera). Su actuación acabó. Deja el escenario, se terminó su temporada: suaves soplos de aire fresco que amainaban los días de sofocante calor; las radiantes mañanas con baños de rayos de sol que templaban la casa y en ocasiones el alma, las acogedoras sombras esparcidas bajo un manto de luz, los agradables paseos nocturnos a la luz de la luna, todo eso ya terminó.
De la mano de Jack Vettriano y su “Heartbreak Hotel” entra a escena el Señor Herbst (otoño). Repasa el guión: primeras gotas de lluvia que rebajan la temperatura, ráfagas de aire que atemperan el calor que dejó el verano, se decide a ocupar el escenario, llenarlo todo con sus hojas ocres y doradas entre remolinos de viento, entre lloviznas y chubascos, entre grises días y cielos encapotados. Sus nada halagüeños avisos, serán las entradilla para que dentro de unos meses el Señor Winter (invierno), haga su entrada triunfal y nos deje a todos con la boca abierta y los pies fríos.
De momento procuramos acompasar nuestros pasos en este baile de estaciones, mientras tienden a volarse los sombreros, los paraguas y los ánimos. Pero eso sólo es hasta que sepamos que lidiar en el escenario del Señor Herbst, no sirve de nada. Hay que amoldarse. Hacerse un hueco discreto en la obra, coger el ritmo, y continuar la marcha, poco a poco.
Disfrutemos de los últimos, suaves y elegantes pasos de baile entre la Señorita Sommer y el Señor Herbst. Jack Vettriano, con su “Mayordomo cantante” (Singing Butler) nos ilustra a la perfección este momento de transición.